Iparragirre (Hernani): Marzo 2, 2014

Tras el descanso del sábado, y en un fin de semana en el que han seguido los oleajes bestiales que recontradestrozan todos los puentes de Donosti (de los alrededores del Paseo Nuevo mejor no hablar) y el malecón de Zarauz, vamos a por la segunda sidrería del fin de semana, para seguir conmemorando el XX aniversario de la I Sagardo Bira, esta vez mano a mano por los sagardolaris más incansables.

Asistentes: Nesss y Edu

Previo

El día anterior por la tarde nos comunica David que él y Merce no podrán acompañarnos a la sidrería, así que iremos una vez más la parejita de hermanos brothers. Salimos con tiempo por la mañana (el conjuro de Edu para que no lloviera funcionó hasta la noche), mucho efecto Pantera Rosa (los dibujos animados, no el pastelito) al pisar la carretera. Nos tomamos dos txakolises de distintos precios en el Shangay y el Pedro Mari. Caminata por la carretera de las sidrerías, pasando por el barrio Osinaga. Hasta los cojones de tener que dejar pasar a tanto coche grande de aqui para allá. Apreciamos que el futuro AVE pasará superpegado a Altzueta e Iparragirre, se nota la expropiación de manzanos.

Sidrería

Al probar la cuarta puerta conseguimos entrar (la hostia, sí que empezamos bien...), muchas instrucciones por parte de la cashera (debemos de tener cara de ser nuestra primera sidrería, jijiji). Sidrería dividida en cuatro espacios: comemos en lo que era la antigua cuadra (han conservado las cadenas de los comederos de las vacas) donde había una kupela de autoservicio (muy dulce), la siguiente estancia ya era la parte vieja del caserío (paredes de piedra) con otra kupela abierta; tras un paso estrecho y bajo llegamos a la tercera estancia con 5 kupelas y mesas de patas plegables (aunque no había ningún comensal), y finalmente la cuarta estancia con 6 kupelas más y mesas, también sin comensales.

De papeo, tres trozos de txistorra (quieren que nos peleemos por el tercero?), una tortilla de bacalao que sabía poco a bacalao aunque lo llevaba, tres trozos (definitivamente quieren que nos peleemos por el tercero) de bacalao tostadito con mucho pimiento verde y cebolla que estaba muy bueno, y una chuleta no muy grande que encontramos algo fría (mandamos recalentar); pedimos luego otra y nos informan que se cobraría aparte del menú (¿Qué menú?) y resulta ser de similares características. De postres, un cesto de nueces, un trozo de membrillo y tres triángulos de queso cada. Desde luego lo mejor de todo, el bacalao frito y el pan, que está tan cojonudo que nos llevamos el que sobró (junto con las nueces sobrantes). De pasta fueron 2x30 euros (menú) más 24 por la txuleta extra, total 80 euros (si, a nosotros tampoco nos salen las cuentas), 40 cada, bastante caro porque además las chuletas tampoco eran tan grandes ni tan buenas como en otros sitios.

Ambiente nuevamente familiar con trazos de carnaval, en especial de temática pirata (esto de los domingos a mediodía parece que no hay forma que sea de otra forma), Nesss sufre las apreturas del coche de una niña (los niños son inocentes pero... benditos padres!!). Todos sentados excepto nosotros dos, había gente que no se levantaba ni al txotx (especialmente la Rambo). Es tristemente significativo que todas las jarras de Etxeko Ura que vimos en el mostrador acabaron repartiéndolas, y no sólo bebían los niños. La cashera desmuestra su fuerza moviendo uno de nuestros bancos. Nos fijamos en Nelson (que luego resultó ser la arquitectura de las remodelación de la sidrería). La camiseta de Informática de los 90 de Nesss provoca las reacciones del cashero (hermano de la cashera) y múltiples miradas de otros comensales. Aunque cuesta arrancar al comienzo, luego el cashero se aposenta en las dos ultimas estancias y acabamos probando todas las kupelas que tenían sidra (algunas de ellas con Eusko Label y otras, Beobide, con manzana ecológica). Edu se lanza y va a buscar a las hermanas Hightower a la mesa, que luego cerca de las kupelas juegan al tobogán con la primita que había heredado la genética altuna. Bronca de Edu con la tía de los casheros acerca de la altura a la que había que poner el vaso; el gallartino se mostó muy duro en sus convicciones sobre la variación de la rompiente según la presión del chorro y se enfrenta a la teoría inmovilista que clamaba por una altura de recogida fija y universal. Justo antes de dejar la sidrería a la par que la mayoría de la gente acabamos saludando a la arquitecta Nelson y nos vamos.

Epílogo

Dos tragos en Hernani y vamos a cenar al Horbel donde amablemente nos buscan mesa (no estaba fácil) y nos pedimos unas patatas con huevos y gulas, y alitas de pollo que cargamos de picapica. Nesss les monta el pollo (¿será por comer muchas alitas?) a los de al lado por proteger su imagen pública de las fotos ajenas. Nos tomamos algún trago más y regresamos a casa porque, aparte de que llueve y esto se está quedando como el cementario de Polloe, ya llevamos casi doce horas sin dar descanso ni al higado ni a la tripa. Tras una larga charla política en casa, nos retiramos.

Y de esta manera acaba la semana de la pasión sidrera de Nesss, 4 sidrerías en 7 días.